domingo, 7 de junio de 2009

¿Adolescentes problemas o problemas de adolescentes?

En las calles de cualquier ciudad, en las aulas y pasillos de cualquier escuela de secundaria asistimos cada día a un conjunto de relaciones entre personas adultas y unos chicos y chicas adolescentes. Unos y otros tienen unas formas de ser y de actuar. Entre los primeros pesa su propia condición de mayores, el bagaje de lo que han vivido, de lo que saben, de lo que desearían que los más jóvenes aprendiesen. Entre los segundos, parece predominar lo nuevo, la autosuficiencia, la necesidad de descubrir y experimentar. Ambos se relacionan en la familia o en instituciones que tienen sus posibilidades, sus pretensiones, sus limitaciones, sus rigideces. En esa relación parece que resulta determinante cómo se ven, cómo se viven mutuamente, qué esperan y qué no esperan unos de otros.
La educación de los chicos y chicas adolescentes es un producto que depende de la forma como las personas adultas los ven, cómo observan su mundo, interpretan lo que hacen, adjudican significados a su conducta. Según sea la visión interpretamos sus comportamientos, negamos o descubrimos sus potencialidades. La visión que tenemos interiorizada, la que compartimos con los colegas, la que nos devuelven los medios de comunicación, predetermina buena parte de las posibilidades educativas. Sin olvidar que, además, las personas somos, en parte, aquello que nos adjudican, la identidad que nos devuelven, la confianza que nos depositan y que eso es doblemente válido cuando se trata de alguien, como el adolescente, que está en plena construcción de su forma de ser.

2 comentarios:

  1. Este tipo de articulos se agradecen para poder entender más y, de a poco, un tema engorroso: los adolescentes. Saludos!

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  2. Como educadores tenemos que estar informados para entender a éstas "juventudes", que hoy transitan nuestras aulas

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